INTRO: ¿Es diferente el amor del Padre y el amor del Hijo?
El Hijo Glorificado Nuevamente
El meollo del Evangelio es el amor de Dios, demostrado por su “encarnación”. Algunos niegan esta verdad, ya que no aceptan la deidad de Jesucristo. Repasemos esta enseñanza establecida en las Escrituras...
El Padre nos amó y mandó a su Hijo (1 Juan 4:10) - En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados.
El Hijo nos amó y se entregó por nosotros (1 Juan 3:16) - En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.
Propongo que no existe ninguna diferencia - el amor de Dios es de Padre e Hijo.
En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. 2 Él estaba con Dios en el principio. 3 Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir. 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. 5 Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla.* 6 Vino un hombre llamado Juan. Dios lo envió 7 como testigo para dar testimonio de la luz, a fin de que por medio de él todos creyeran. 8 Juan no era la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz. 9 Esa luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano, venía a este mundo. 10 El que era la luz ya estaba en el mundo, y el mundo fue creado por medio de él, pero el mundo no lo reconoció. 11 Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron. 12 Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. 13 Éstos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios. 14 Y el Verbo se hizo hombre y habitó* entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad...
18 A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito, que es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer.
Jesucristo es llamado el “Verbo” o “Palabra” de Dios. De la misma manera que nuestra Palabra es inseparable de nuestra persona, la “Palabra de Dios” es uno con Dios. “La Palabra de Dios” también es el “unigénito” del Padre, y “vive en unión íntima con el Padre”. Decir que “La Palabra” sea “un dios”, en cualquier sentido (deidad inferior, ángel, dios falso, etc) es incongruente con esta descripción.
Aún en su humildad el Hijo fue la perfecta imagen del Padre...
Si ustedes realmente me conocieran, conocerían también a mi Padre. Y ya desde este momento lo conocen y lo han visto. 8 --Señor --dijo Felipe--, muéstranos al Padre y con eso nos basta. 9 --¡Pero, Felipe! ¿Tanto tiempo llevo ya entre ustedes, y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decirme: 'Muéstranos al Padre'? 10 ¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les comunico, no las hablo como cosa mía, sino que es el Padre, que está en mí, el que realiza sus obras.
Cristo insiste en que mirar a Jesucristo es mirar al Padre. Cristo y el Padre son inseparables de esencia.
Hay sectas que no aceptan que el Hijos es la Imagen de Dios. Insisten que es un simple "espejo". En lugar de mirar al Padre en el Hijo, se dedican a hacer distinciones entre Padre e Hijo. Esto es exactamente lo opuesto al proceder de los apóstoles, quienes predican que es suficiente tener al Hijo...
1Jn 5:12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.
Heb 1:2-3 en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A éste lo designó heredero de todo, y por medio de él hizo el universo. (3) El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas.
2Co 4:4-5 El dios de este mundo ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo, el cual es la imagen de Dios. (5) No nos predicamos a nosotros mismos sino a Jesucristo como Señor; nosotros no somos más que servidores de ustedes por causa de Jesús.
Muchos piensan que no es suficiente tener al Hijo. Esta postura es ofensiva delante de Dios...
Joh 14:7-10 Si ustedes realmente me conocieran, conocerían[b] también a mi Padre. Y ya desde este momento lo conocen y lo han visto. (8) —Señor —dijo Felipe—, muéstranos al Padre y con eso nos basta. (9) —¡Pero, Felipe! ¿Tanto tiempo llevo ya entre ustedes, y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decirme: “Muéstranos al Padre” ? (10) ¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí?...
¿Es el Hijo la Imagen Adecuada del Padre? Según el Evangelio el Hijo, aún en su humillación, es la representación exacta del Padre, .
...quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. 7 Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza* de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. 8 Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! 9 Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, 10 para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
La naturaleza de Jesucristo es la de “Dios” (v 6). “Aferrarse” tiene la idea de “retener”, y no la de “usurpar”, como infieren los TJ. La humillación de Jesucristo fue voluntaria (v7-8), y se refiere a su auto-despojo de “igualdad con Dios”. Jesucristo retomó su gloria (mencionado en Jn 17:5) “hasta lo sumo” con “el nombre que está sobre todo nombre”.
Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos. (Jn 15:13)
Si Jesucristo es Dios, entonces: ¿a poco murió Dios? Algunos que niegan la deidad de Jesucristo emplean este argumento para apoyar su postura. Sin embargo, la Biblia enseña que Dios se entregó por nosotros...
El Hijo resucitado NO recibió una otorgación inmerecida de poder, sino una DEVOLUCIÓN de la gloria que compartía con Dios, siendo la Palabra con Dios, y Dios, desde el principio (Jn 1:1)...
Jn 17:5 Y ahora, Padre, glorifícame en tu presencia con la gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera.
2Co 8:9 Ya conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que aunque era rico, por causa de ustedes se hizo pobre, para que mediante su pobreza ustedes llegaran a ser ricos.
Rev 22:3-4 Ya no habrá maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad. Sus siervos lo adorarán; (4) lo verán cara a cara, y llevarán su nombre en la frente.
Mientras los TJ concluyen que Dios envió a Miguel, "solo una criatura" a morir por nosotros, vemos que el amor de Dios es real.