El Remedio para la Rebelion
Sométanse unos a otros, por
reverencia a Cristo. (Ef 5:21)
Por eso, como dice el Espíritu Santo:
«Si ustedes oyen hoy su voz, 8 no endurezcan el
corazón como sucedió en la rebelión, en
aquel día de prueba en el desierto. 9 Allí
sus antepasados me tentaron y me pusieron a prueba, a pesar de haber
visto mis obras cuarenta años. 10 Por eso me enojé
con aquella generación, y dije: "Siempre se descarría
su corazón, y no han reconocido mis caminos." (Heb
3:7-10)
Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos
y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad,
humildad, amabilidad y paciencia,13 de modo que se toleren unos a
otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así
como el Señor los perdonó, perdonen también
ustedes. (Colosenses 3:12-13)
Abandonen toda amargura, ira y enojo,
gritos y calumnias, y toda forma de malicia.32 Más bien, sean
bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense
mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en
Cristo. (Efesios 4:31-32)
Por eso el reino de los cielos se parece a
un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos.24 Al comenzar
a hacerlo, se le presentó uno que le debía miles y
miles de monedas de oro.25 Como él no tenía con
qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a
él, a su esposa y a sus hijos, y todo lo que tenía,
para así saldar la deuda.26 El siervo se postró
delante de él. "Tenga paciencia conmigo —le rogó—,
y se lo pagaré todo." 27 El señor se
compadeció de su siervo, le perdonó la deuda y lo dejó
en libertad. 28 »Al salir, aquel siervo se encontró
con uno de sus compañeros que le debía cien monedas de
plata. Lo agarró por el cuello y comenzó a
estrangularlo. "¡Págame lo que me debes!" ,
le exigió.29 Su compañero se postró
delante de él. "Ten paciencia conmigo —le rogó—,
y te lo pagaré." 30 Pero él se negó.
Más bien fue y lo hizo meter en la cárcel hasta que
pagara la deuda.31 Cuando los demás siervos vieron lo
ocurrido, se entristecieron mucho y fueron a contarle a su señor
todo lo que había sucedido.32 Entonces el señor
mandó llamar al siervo. "¡Siervo malvado! —le
increpó—. Te perdoné toda aquella deuda porque
me lo suplicaste.33 ¿No debías tú también
haberte compadecido de tu compañero, así
como yo me compadecí de ti?" 34 Y enojado, su
señor lo entregó a los carceleros para que lo
torturaran hasta que pagara todo lo que debía. 35 »Así
también mi Padre celestial los tratará a ustedes, a
menos que cada uno perdone de corazón a su hermano. (Mt
18:23-35)
Dos oraciones distintas...
A algunos que, confiando en sí
mismos, se creían justos y que despreciaban a los demás,
Jesús les contó esta parábola:10 «Dos
hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo, y el otro,
recaudador de impuestos.11 El fariseo se puso a orar consigo
mismo: "Oh Dios, te doy gracias porque no soy como otros
hombres —ladrones, malhechores, adúlteros— ni
mucho menos como ese recaudador de impuestos.12 Ayuno dos veces
a la semana y doy la décima parte de todo lo que recibo."
13 En cambio, el recaudador de
impuestos, que se había quedado a cierta distancia, ni
siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo, sino que se
golpeaba el pecho y decía: "¡Oh Dios, ten
compasión de mí, que soy pecador!"
14 »Les digo que éste, y
no aquél, volvió a su casa justificado ante Dios. Pues
todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y
el que se humilla será enaltecido.»