El Ejemplo Sumiso de David - (Sal 22)
La sumisión de David y las profecías
de Cristo
Al enfrentar David la injusticia y la prueba, a
veces representaba proféticamente a Cristo...
Ps 22:1 Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado? Lejos estás
para salvarme, lejos de mis palabras de lamento. 2 Dios mío,
clamo de día y no me respondes; clamo de noche y no hallo
reposo. 3 Pero tú eres santo, tú eres rey, ¡tú
eres la alabanza de Israel!
7 Cuantos me ven, se ríen de mí;
lanzan insultos, meneando la cabeza: 8 "Éste confía
en el Señor, ¡pues que el Señor lo ponga a
salvo! Ya que en él se deleita, ¡que sea él
quien lo libre!"
16 Como perros de presa, me han rodeado; me
ha cercado una banda de malvados; me han traspasado las manos y los
pies. 17 Puedo contar todos mis huesos; con satisfacción
perversa la gente se detiene a mirarme. 18 Se reparten entre ellos
mis vestidos y sobre mi ropa echan suertes.
La Esperanza de David frente a la injusticia…
David pasó años huyendo de su amo,
el Rey Saul, quien lo perseguía injustamente. Aún así,
David lo reconocía al rey como el “Ungido del Señor”.
Saul, por su parte, no supo esperar - se dirigió sólo
(1Sam 13:8-13). David supo esperar...
Una oportunidad de vengarse (1Sam24:6) - y
les dijo a sus hombres: ¡Que el Señor me libre de
hacerle al rey lo que ustedes sugieren! No puedo alzar la mano contra
él, porque es el ungido del Señor.
10 Usted podrá ver con sus propios
ojos que hoy mismo, en esta cueva, el Señor lo había
entregado en mis manos. Mis hombres me incitaban a que lo matara,
pero yo respeté su vida y dije: No puedo alzar la mano contra
el rey, porque es el ungido del Señor.
Una segunda oportunidad (1Sa 26:5) Luego se
dirigió al campamento de Saúl, y observó el
lugar donde dormían Saúl y Abner hijo de Ner, jefe del
ejército. Saúl estaba dentro del campamento, y el
ejército lo rodeaba.
1Sam 26:9 ¡No lo mates! exclamó
David. ¿Quién puede impunemente alzar la mano contra
el ungido del Señor?
11 En cuanto a mí, ¡que el
Señor me libre de alzar la mano contra su ungido! Sólo
toma la lanza y el jarro de agua que están a su cabecera, y
vámonos de aquí.
Como vemos en este ejemplo, aún en trato
que consideramos “injusto”, Dios nos pide que seamos
respetuosos a aquellos que ha puesto sobre nosotros.
La Importancia de la Sumisión
Así mismo, jóvenes, sométanse
a los ancianos. Revístanse todos de humildad en su trato
mutuo, porque «Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a
los humildes». 6 Humíllense, pues, bajo la poderosa mano
de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo.7 Depositen
en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes. (1Pe
5:5-7)
Confiados: “Dios está conmigo”
Ps 139:1 Señor, tú me
examinas, tú me conoces. 2 Sabes cuándo me siento y
cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento.
3 Mis trajines y descansos los conoces; todos mis caminos te son
familiares. 4 No me llega aún la palabra a la lengua cuando
tú, Señor, ya la sabes toda. 5 Tu protección me
envuelve por completo; me cubres con la palma de tu mano. 6
Conocimiento tan maravilloso rebasa mi comprensión; tan
sublime es que no puedo entenderlo. 7 ¿A dónde podría
alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría
huir de tu presencia? 8 Si subiera al cielo, allí estás
tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también
estás allí.
Lc24:49 - esperando al Espíritu